 septiembre 21, 2001 Haley Joel Osment encarna el sueño de todo productor. Este chaval de 13 años de Los Ángeles, que asombró ya por su apabullante interpretación en El sexto sentido y se presenta ahora como un perfecto robot peligrosamente humano en Inteligencia artificial, obedece con mansedumbre total las amables órdenes de los responsables de promoción. El pequeño Osment no tiene caprichos aparentes. Es disciplinado y educadísimo, casi un monstruo de regularidad y perfección. La entrevista se desarrolla en Venecia, ciudad a la que ha llegado después de pasar por Sydney y Melbourne, Singapur y Francfort, y antes de desplazarse a París. Diminuto y repeinado, vestido con ropa deportiva impecable, Haley Joel se presenta con una sonrisa radiante. El pequeño Osment no se permite la menor veleidad, el menor rasgo de espontaneidad infantil. Y admite a duras penas estar un poco cansado de tanto ir y venir por el mundo. 'Cuando se va a esta marcha, funcionas como un autómata, te subes a los aviones y aterrizas en las ciudades sin darte casi cuenta. Pero es verdad que empiezo a estar un poco harto, menos mal que enseguida estaré de vuelta en casa', dice. En Inteligencia artificial, una película que ha costado 100 millones de dólares (cerca de 20.000 millones de pesetas) a la Warner y que en Estados Unidos ha tenido resultados decepcionantes (apenas 80 millones de dólares de recaudación hasta el momento), el personaje que interpreta Haley Joel Osment es dueño absoluto de la pantalla durante las casi dos horas y media que dura el filme. Lo que ha significado, obviamente, un rodaje largo y complejo. Más de cinco meses de trabajo. Cinco meses sin pisar, por tanto, la escuela. 'Es cierto. Pero durante los rodajes tengo un tutor con el que sigo más o menos las clases que dan mis compañeros en la escuela'. Antes de aceptar convertirse en David, una especie de Pinocho moderno que quiere a toda costa ser humano, Osment tuvo una primera entrevista con Steven, como llama él a Spielberg. 'Discutimos un poco la película. Me explicó la historia. Me dijo cómo había surgido la idea, cómo había ido madurando en conversaciones con Stanley Kubrick; me dijo lo que él había añadido y me resumió el argumento. El mundo del futuro, y el papel que los robots empiezan a tener en la sociedad y poco más. Luego nos vimos otra vez y hablamos mucho de mi personaje. No ha sido muy complicado, pero he tenido que ensayar un montón'. ¿Qué es lo que te ha resultado más difícil en la interpretación de David, controlar los gestos o aprenderte los diálogos? 'Los diálogos, no. Mi madre es profesora y ensayaba con ella bastante, y hacía prácticas de memoria también. La primera vez que ensayamos en el plató ya me sabía casi el papel. Lo más difícil es meterte en la piel del personaje, es la única manera de hacer un buen trabajo, meterte en su mente, acoplarte completamente a él. Mantener los ojos fijos del robot, por ejemplo, me costó, tuve que ensayarlo bastante'. Haley Joel Osment es todo un veterano en el mundo del cine. Primero porque se ha movido siempre en ese ambiente. Su padre es actor, y su madre, profesora de declamación. Segundo, porque, como él mismo explica, empezó como todo niño prodigio que se precie, a los cuatro años. 'A esa edad hice mi primer anuncio, una cosa para PizzaHut, pero ya estaba muy acostumbrado a moverme por los platós y por los escenarios. Pero no se me había ocurrido ser actor. El caso es que a mi padre le pareció que tenía que hacer una prueba, y la hice y aquí estoy'. Haley Joel parece un pequeño sabio dando clases de moderación y sentido común, ¿qué películas le gustan a él cuando va con sus amigos al cine? 'Depende. Cuando voy con mis amigos, prefiero divertirme y ver películas de acción, emocionantes y así, o comedias. Pero eso no quiere decir que no me gusten también las películas dramáticas, con personajes interesantes, me sirven después para mis papeles de actor'. |